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malditosgusanos

La realidad siempre supera a la ficción

Hace tiempo alguien que no entendía castellano me preguntó el significado del término "gilipollas". Habría conseguido que lo entendiera si le hubiese leído el artículo que me acabo de encontrar en El Periódico de hoy.

bufanda

Atraca como puedas

MAYKA NAVARRO
BARCELONA

¿Alguien puede creerse que un atracador robe con unos calzoncillos en la cabeza? Pues es rigurosamente cierto. En los archivos del grupo de sirlas --robos con intimidación-- del Cuerpo Nacional de Policía de Barcelona existen decenas de diligencias que parecen sacadas del guión de una película cómica. Pero son casos reales narrados por el inspector jefe de la policía Benjamín Blanco y en los que se ha omitido los nombres de sus protagonistas.
El que utilizó los calzoncillos de algodón blanco como capucha para no ser identificado por las cámaras del cajero, aún tuvo la destreza de hacer dos agujeritos con la punta de un cigarro para ver mejor. En cambio, quién poco pudo agujerear fue aquel que el verano pasado, de madrugada, asaltó a dos chicas en el Paral.lel. Amenazadas con una navaja, el atracador las obligó a acercarse hasta un cajero. Precavido, antes de entrar, quiso evitar ser grabado y reconocido por las cámaras de la entidad. Miró a una de las dos jóvenes y le espetó: "¡Dame tus bragas!". Y se las enfundó en la cabeza. Con las prisas ni se dio cuenta de que aquella prenda era un tanga que le dejaba medio rostro al descubierto.
Tras saquear las tarjetas, quiso paliar las carencias de tela del tanga y exigió las bragas de la otra chica, quién, para fortuna del atracador, llevaba una de aquellas prendas de toda la vida, que tapan todo lo que tienen que ocultar. Por lo menos, no tuvo la mala idea de otro, que se puso una bolsa de plástico en la cabeza y la cerró tanto que casi se ahoga. Vaya, que se desvaneció.
A otro atracador le pagaron con su misma moneda. Ocurrió en un cajero de Esplugues. Aprovechó que una señora sacaba dinero sin echar el pestillo y se coló. Le arrebató 300 euros. Cuando el delincuente salía del banco se topó con un hombre que le mostró una navaja. "Venga hombre, que acabo de salir de la Modelo", le rogó la nueva víctima. "Sí, pero mi navaja es más grande. Dame la pasta y calla".

La foto con el perro
También los hay despistados. Como aquel que atracó en una tienda de animales de Poblenou. En una mano llevaba una navaja y en la otra una carpeta que olvidó sobre el mostrador. Junto a unas radiografías de la rodilla del delincuente, los investigadores encontraron una fotografía del hombre, abrazado a su perro.
No es el único despistado. El año pasado la policía detuvo a un individuo que sólo atracaba en farmacias. Exigía el dinero y, de premio, dos viagra. No quería una caja. Sólo dos unidades y, de vez en cuando, algunos ansiolíticos. En uno de los establecimientos olvidó la receta de las pastillas. La prescripción estaba a su nombre. Y para despistados, el que entró a robar en un videoclub y, mientras esperaba, aprovechó para rellenar la tarjeta de nuevo socio con todos sus datos personales.
Y el desorientado. Un jovenzuelo dió un tirón, agarró el bolso de una mujer y salió a la carrera, con su víctima pisándole los talones al grito de "¡Al ladrón, al ladrón!" Se resguardó en el primer portal que encontró. Se enteró de que era la comisaría de policía de la calle de Enric Granados cuando lo detuvieron.
A este otro, su despiste casi le envía al otro barrio. Estaban dos colegas dispuestos a entrar en un cajero para atracar. El primero entró valiente y decidido. El segundo se detuvo y se giró para taparse la cara. No se dió cuenta de que la puerta se había vuelto a cerrar y del mamporro se desplomó sin sentido.
Imaginación no les falta. En el listado de objetos sorprendentes utilizados para atracar destaca, por ingenioso, el que utilizó un delincuente para asaltar una frutería en Girona. El hombre llevaba dos fluorescentes envueltos en una bolsa de basura, haciendo ver que era una escopeta recortada. Ya se despedía de sus víctimas cuando tropezó con un mostrador y las bombillas se hicieron añicos. La policía jura que éste no era familiar de aquel otro de Lleida que atracó en tres bancos con una ristra de ajos envuelta en trapos. Decía que era una ametralladora. Nadie se atrevió a dudar.

Desbandada de periquitos
El arma de este otro eran 30 periquitos. Entraba en el banco y soltaba a los pajaritos sin que nadie le viera. En medio de la locura que se organizaba, con el personal de la entidad intentando atrapar los periquitos, él cogía todo lo que podía. Que no era poco porque de un banco de Esplugues se llevo 2.500.000 de pesetas. El invento le salió bien cuatro veces.
Por increíble que parezca, a otro le detuvieron cuando se le encasquillo la capucha, que no pasaba de las orejas. El delincuente esperaba su turno en la cola de la farmacia. Cuando le tocó, sacó la pistola y la capucha. La prenda le iba tan pequeña que obligó a una mujer, apuntándola con el arma, para que se la colocara.
Y para terminar un relato inclasificable. Un joven entró en un banco, mostró una pistola y gritó: "Esto es un atraco". En mitad del silencio y al otro lado del mostrador un empleado, vecino del delincuente, gritó: "Anda capullo, vete para casa ahora mismo, que se lo voy a contar a tu madre".

en: http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=5&idioma=CAS&idnoticia_PK=197595&idseccio_PK=11&h=050328

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